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Invertir en tiempos de crisis

El quince de marzo Escuela de Acciones remitió un primer análisis de la situación titulado “A grandes males, grandes remedios”.

Era un relato más cargado de presunciones fundadas que de eventos convalidados, que los clientes de Merisa Patrimonios recibieron y ahora también recibirán con mayor detalle de argumentos, acompañados de una serie de recomendaciones genéricas que sus asesores se encargarán de trasladar a cada cliente según su cartera y situación particular.

El mejor momento para invertir

El miedo es libre de crecer, de adueñarse de un espacio tan grande de nuestras mentes que apenas deje un rincón para la razón, hasta el extremo de quedarnos inmóviles y sin reaccionar o, peor aún, hacerlo en sentido opuesto a lo racional.

Hasta hace poco más de un mes, todos coincidían en que 2009 y 2012 fueron los mejores años para invertir en los últimos quince años.

ibex35 crisisEn aquellas fechas solo unos pocos nos atrevimos a definir la situación como una excelente ocasión para invertir.

Hoy vivimos una situación parecida. Tal vez haya precios mejores más adelante, pero los que tenemos al alcance de la mano son tan buenos que hace cinco semanas solo podíamos soñar con ellos.

Con las inversiones podemos adoptar tres posturas básicas: Invertir, desinvertir o nada. Desinvertir me parece la peor idea y nada creo que es demasiado poco para la ocasión.

¿Ha llegado el momento de actuar?

Hoy han cambiado bastantes cosas. Conocemos algunos hechos confirmados, hay datos sobre el impacto de las medidas de paralización de la actividad en todo el mundo y contamos con previsiones más precisas sobre las consecuencias de la propagación de las medidas adoptadas contra el covid-19.

Hechos, datos y previsiones

La fase de pánico fue muy democrática; como se diría hoy en día. Ningún tipo de activo fue discriminado. No importaba la calidad de la deuda, ni hubo una clara distinción de empresas por su posición o por su actividad, tampoco de países menos afectados, en situación de mejora o con mayor capacidad de recuperación.

Ya no pilla por sorpresa que más países se sumen a la paralización de la actividad. Los incumplimientos de previsiones por parte de las empresas y las revisiones de calificación de su deuda ya están a la vista. Son directamente proporcionales al sector de la actividad, a sus ventajas competitivas en este entorno, a su posición financiera y a su disposición de recuperación cuando se vayan levantando las restricciones.

Las medidas paliativas por parte de los bancos centrales, gobiernos y otros agentes, tienen precedentes en cuanto a su contundencia, pero no en rapidez. Las previsiones de crecimiento económico, si bien apuntan a una recesión en bastantes países, en algunos de forma inevitable y en otros con bastante grado de probabilidad, coinciden en señalar qué economías mantendrán un nivel de crecimiento más reducido pero aceptable y cuáles tendrán capacidad de reponerse de la crisis de manera más rápida y amplia.

La guerra en el mercado de petróleo, que había quedado en un segundo plano, se ha relajado con las primeras intervenciones de Estados Unidos en ese mercado y hoy parece más próxima a un acuerdo entre sus principales protagonistas, Rusia y Arabia Saudí, que a un aumento de la tensión. La OPEP ha quedado herida, pero no muerta.

La volatilidad reflejo de los mayores temores, como en Roma en los idus de marzo del año 44 a.C., se manifestó con un pico inédito el día 16 de marzo. Sigue alta y será alta durante una buena temporada, pero ha corregido algo más de la mitad de su exceso.

Con esos ingredientes podemos esperar algunos nuevos capítulos de descensos y amplias fluctuaciones, pero no una nueva serie de pánico generalizado. Eso ya pasó y será muy difícil volver a engañar al dinero. Tanto los rebotes como los capítulos de corrección serán más selectivos.

Hoy no podemos confirmar o desmentir que los niveles de descuento no se vayan a ampliar. Tal vez dentro de unos meses y con seguridad dentro de unos años lo sabremos. Pero la presunción de que están muy cerca en precio y tiempo es muy alta.

¿Qué hacer?

Si duda no invierta y si lo hace no dude.

Si su cartera actual estaba bien diversificada entre clases de inversión y tipos de activos, adaptada a su situación personal y familiar, tanto en lo económico como en lo relativo a estilo de vida y tolerancia a la volatilidad, puede dejarla tal y como está. Se recuperará como en tantas otras ocasiones en el pasado. Recuerde que está demostrado que se ha perdido más intentando evitar las caídas que soportándolas.

También puede recomponer la cartera, para centrar las inversiones en aquellos sectores, países y clases de activos con mejores expectativas a corto, medio y largo plazo.

Lo que también es recomendable es que invierta una buena parte de la liquidez que le quede. Apunte hacia aquellos mercados y activos con mayor claridad en cuanto a sus posibilidades de recuperación y crecimiento. Eso sí, respete siempre los límites de su tolerancia a las fluctuaciones y los de sus circunstancias familiares y económicas.

Desde luego que, pase lo que pase, salvo que no le quede otro remedio por una necesidad ineludible, no huya. No venda cuándo la mentalidad debe ser compradora.

Jorge Del Canto.

Director de Escuela de Acciones y asesor del fondo Esfera III España Opción Activa.