Desde los primeros compases del año 2016, la cotización del paladio ha experimentado una escalada alcista que ha llevado a multiplicar por más de cuatro veces su precio, hasta cotizar a un precio superior al de la onza del oro durante todo el año 2019.
El aumento de la demanda del metal y el déficit de producción de paladio son argumentos para justificar un incremento del precio, pero los datos no muestran valores suficientes para explicar un alza tan notable del precio y menos la escalada de los últimos meses. Como dice Greg Placsintar, uno de los asesores del fondo Esfera Seasonal Quant Multistrategy que está especializado en operaciones en los mercados de materias primas, parece que hay más dinero en manos de tontos que vendedores en el mercado.
El paladio es un metal precioso, dentro del grupo de metales de transición, cuya producción se consume en su totalidad por la industria, con un protagonismo especial por parte de los fabricantes de automóviles que consumen entorno al 80% de la oferta del metal. Es un material imprescindible en los catalizadores de vehículos con motor de gasolina, gracias a su capacidad para convertir la mayor parte de los gases nocivos en sustancias más respetuosas con el medio ambiente.
A partir del 2015, a raíz del llamado Dieselgate que reveló un fraude que provocó dudas sobre la eficacia y respeto al medio ambiente de los motores diésel y como consecuencia de un mayor número y rigor de los requisitos legales de emisiones de gases, la demanda de automóviles ha cambiado de forma notable, hasta el punto de que las ventas de vehículos de gasolina supusieron el 80% del total. Con el consiguiente aumento de la demanda de paladio para la fabricación de catalizadores.
La producción del paladio es deficitaria y se cubre con stocks y otros inventarios. Pero no es un fenómeno nuevo. Los datos oficiales de oferta y demanda de platino y paladio publicados por GFMS, revelan un desfase desde hace más de una década. Si en 2015 el balance era negativo en 34 toneladas, un 11% de la demanda, en el 2019 llegó hasta las 57 toneladas representativas del 16,8% del consumo industrial. En ese tiempo la demanda por parte de la industria del automóvil se ha multiplicado solo por 1,2 veces, para aumentar desde las 237 toneladas en 2015 a las 285 en 2019.
La producción minera, concentrada en algo más del 76% entre Rusia y Sudáfrica, representa a su vez un 77% del total de la oferta. Las informaciones apuntan a que estos dos países podrían aumentar sin problemas la producción, pero que se abstienen para ejercer un control sobre la cotización del metal y optimizar el rendimiento de las explotaciones. Sin embargo, la producción minera ha perdido peso en la cobertura de la demanda para cedérselo al reciclado del material que proviene en su mayoría del desguace y retirada de motores con catalizador.
En definitiva, lo que sí es seguro es que la escalada del precio es muy superior a los hechos y datos objetivos. Así que, mejor absténganse de especular con nuevas subidas, porque o bien es una burbuja o bien un exceso que, como todos los excesos, se corregirán antes o después.
Jorge Del Canto.
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